
Repercusión de la IA en la formación de las personas
La inteligencia artificial (IA) es una realidad presente en nuestro día a día que nos obliga a adaptarnos para aprovechar sus ventajas. Es necesario aprender con y sobre la IA: un campo en crecimiento exponencial en el que el alumnado debe usarla para aprender, pero también para entender conceptos y elaborar conclusiones fundamentadas. La práctica es clave, y el docente debe guiar este camino con un alumnado que se convierte en el centro del aprendizaje. La combinación con metodologías activas supone un cambio disruptivo. Para avanzar, es necesario comprender el funcionamiento de este nuevo escenario, auténtica revolución en la sociedad del conocimiento. Enseñar el uso correcto de la IA es, por tanto, el reto clave de las universidades. El profesorado debe proporcionar instrucciones claras, desde cómo interactuar con estas herramientas hasta la citación adecuada de fuentes.
Esta nueva realidad implica aprender a vivir en un mundo diferente, potenciando competencias digitales sin perder la visión humanista. La línea entre realidad y virtualidad se desvanece y aparecen realidades falsas (fakes) que hay que detectar. La sociedad vive una interacción híbrida entre humanos y máquinas: los primeros aportan curiosidad, pensamiento crítico, empatía o resolución de problemas; la IA, en cambio, mejora la eficiencia, facilita el trabajo multilingüe u ofrece tutores personales de aprendizaje.
Pero también conlleva riesgos: falta de transparencia, protección de datos, derechos de autor, alucinaciones o el impacto de su apariencia humana. Todo ello obliga a evaluar la ética individual y colectiva en el uso de datos.
Los retos de la IA
En el entorno docente, es necesario prepararse para aplicar metodologías activas combinadas con la formación tradicional. Ante los retos de la IA, el espíritu crítico es imprescindible para evitar la pérdida de interés en el análisis, profundizar en la reflexión y revisar la literatura. Es preciso reforzar tanto las capacidades digitales como las humanísticas, manteniendo prácticas como las exposiciones en el aula o la evaluación de la autoría de los trabajos.
Con el riesgo de caer en alucinaciones, es fundamental comprobar la validez de las respuestas. El profesorado, por su parte, también debe actualizar sus competencias para guiar el aprendizaje y detectar plagios. Este escenario es extrapolable al ámbito empresarial, donde la IA transforma los entornos de trabajo.
Los profesionales deben dominar competencias digitales para aprovechar herramientas que reducen costos y mejoran la eficiencia. La IA ayuda a crear resúmenes, redactar correos o elaborar estudios, pero siempre es necesario verificar sus respuestas. A pesar de los riesgos, los beneficios superan los costos.
Los retos actuales pasan por una sociedad que debe convivir con una evolución tecnológica más rápida que la preparación de las personas y el desarrollo legal. Cada individuo debería entender cuáles son sus límites y beneficios, así como los problemas derivados de la asimetría entre herramientas y usos. En el ámbito educativo, el alumnado debe percibir cuál es su valor en la investigación, mientras los tutores deben guiar los procesos, identificar la aportación real de los estudiantes y validar los resultados.
La formulación de preguntas (prompts o indicaciones, en catalán) es crucial: plantear la cuestión adecuada puede ser más determinante que la respuesta. En este sentido, la metodología tradicional sigue siendo útil, aportando análisis crítico y reflexión constante.
Conclusiones
La IA ofrece herramientas de gran interés para investigadores y convierte a los docentes en facilitadores tecnológicos. Como toda herramienta, depende del uso que se haga de ella. El ejemplo y la ética del profesorado son esenciales para guiar al alumnado. La sociedad debe aprender a comunicarse con la IA y utilizarla de manera racional, complementada con la experiencia profesional y un espíritu crítico.
Esta tecnología genera un sobreesfuerzo en la validación de datos, lo que refuerza la necesidad de un bagaje de conocimientos y de razonamiento clásico. La introducción de la IA en la formación es imprescindible para aprovecharla al máximo en beneficio del ser humano, porque la IA no es el futuro: es el presente.
Autores: Eduard Cristòbal, Cristina Cinelli, Javier Asenjo (Miembros de la Comisión de Economistas Docentes e Investigadores del Colegio de Economistas de Cataluña)
Publicado en catalán en la Revista Técnica Digital, nº34 (octubre 2025)

