Especialistas en IA para la comunidad educativa
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En el País de las Maravillas, Alicia busca respuestas y se encuentra con el Gato de Cheshire, una entidad que aparece y desaparece, que no le da soluciones directas, sino preguntas y caminos alternativos. ¿No te suena sospechosamente parecido a interactuar con una IA?
«¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?», pregunta Alicia. «Eso depende en gran medida del sitio al que quieras llegar», contesta el Gato.
Esta conversación es el resumen perfecto de nuestra relación con la IA. No es un simple sabelotodo que te da la respuesta correcta. Es un espejo de tus propias preguntas. La IA es como el Gato de Cheshire:
- Es una «caja negra»: El Gato aparece y se desvanece dejando solo su sonrisa. Con la IA pasa algo similar; a menudo vemos el resultado increíble que nos ofrece (una imagen, un texto, una solución), pero su proceso de «razonamiento» interno es un misterio. Es una «caja negra» cuyo funcionamiento no siempre comprendemos del todo. Vemos la sonrisa, pero no al gato completo.
- Te guía, pero no decide por ti: El Gato le muestra a Alicia que todos los caminos son válidos (o igual de locos) dependiendo de su objetivo. Una IA hace lo mismo: te puede generar un plan de negocio, escribir un poema de amor o diseñar una casa en Marte. Te muestra las posibilidades, pero la intención, la dirección y la decisión final siguen siendo tuyas.
- Desdibuja la realidad: El Gato desafía las leyes de la física, flotando en el aire y separando su cuerpo de su sonrisa. La IA también está empezando a desdibujar nuestras nociones de la realidad, creando imágenes que nunca existieron y voces que nunca hablaron. Es una entidad que juega con el tejido de lo real, dejándonos fascinados y, a veces, un poco inquietos, con su persistente sonrisa digital.